MUNDOS CREADOS   

La creación infantil y los títeres

Angela Ridao
Artista e educadora
aridao@ciudad.com.ar

“El arte de los títeres es el más bello regalo que el hombre ofrendará a sus manos, que todo lo producen y todo lo crean”

Otto Freitas (Titiritero) 

El presente artículo aborda una concepción de creatividad que resulta de la experiencia vivida durante 7 años, animando un taller de títeres con niños de 3 a 12 años. Tiempo que me permitió contemplar como se puede dar vuelos a los sueños y al poder creador del ser: con el alma, con la  mente, con las manos y el corazón. 

Las manos de un niño sienten el ritmo del latir de los materiales y con el acompañamiento de la animadora logra poner en juego todo un proceso de creación, por medio del cual  infunde vida a un títere. Este se constituye en una presencia especial en su mundo, es un compañero de juegos, ambos se embarcan en diversos caminos atravesando mundos de magia, fantasía, mezclados con el mundo de la realidad, de los sueños y de la fiesta existencial. En esta situación adquiere importancia esencial: la creación, porque es la que da alas a las realizaciones infantiles y vida a un objeto inanimado. 

Se parte de la idea que el títere es todo objeto puesto en movimiento y en situación dramática (Bufano A.) El títere esencialmente corresponde al campo del arte, nace de la necesidad de creación del hombre, es así que se convierte en un camino para la comunicación y expresión de creencias acerca de los misterios de la vida, su concepción de mundo, sus pasiones, sus preocupaciones, también de sus temores y angustias. 

Una expresión que convalida esta idea es la de Sokolov Vladimir (Jurkowski H. 1990,pp.3) “Esforzándose por alcanzar la libertad artística para su deseo creativo, el hombre inventó el teatro de títeres. A través de su descubrimiento se libera de la amenaza del destino, creando para sí un mundo a su medida y a través de los personajes que le deben total dependencia fortalece su deseo, su lógica, y su estética. En resumen, llega a ser un pequeño dios en su propio mundo”

 

El niño creador 

En la manifestación con títeres el hombre o el niño integran las formas básicas del universo físico cuando comienza a idear su títere, hasta que organiza la representación, imprimiéndole los ritmos orgánicos propios de la vida. 

Es maravilloso y asombroso cuando el niño/ña propone sus ideas y las expresa en un producto, en este momento observamos como aflora su universo, en los movimientos de su cuerpo, sus gestos, sus palabras, sus silencios, lo cual permite ver y escuchar como sienten, como viven, como conocen, como se relacionan, como se descubren, cuales son sus límitaciones y la lucha por trascenderlas o superarlas. El niño/ña comunica su cosmovisión e idiosincrasia, fruto de la confluencia entre su mundo interno y mundo externo.  

Para Cortázar, autor de Rayuela, el arte, los sueños y los juegos, si bien constituyen vías de evasión, puertas de salida son fundamentalmente vías de acceso a una nueva dimensión de la realidad con características edénicas. Él expresa: “Hay quizás una salida, pero la salida debería ser una entrada. Hay quizá un reino milenario...”  G. Scheines agrega: “El juego (como el sueño o el arte, como cualquier actividad aparentemente inútil y sin sentido, es decir, ineficaz) es valorizado por Cortázar como la acción más eficaz, porque opera la fugaz apertura de la realidad, que deviene traslúcida y penetrable, se carga de significados, convirtiéndose por un instante en la Tierra Prometida, en el Reino Milenario, en el Cielo, donde el encuentro –con el pasado, con la especie humana, con los otros y “lo otro”- es posible. (G. Scheines, 1981 pp. 304)  


Dibujo realizado por Cecilia Echegaray, inspiración del disco de vinilo “Biblia” de Vox Dei.

 

¿De qué manera el hombre y el niño comunican sus ideas? 

A través de la creación de formas artísticas, como en este caso por medio del arte de los títeres. Éste, al igual que el juego y los sueños, se convierte en la acción más eficaz -como expresa Cortázar- para que el niño exprese y comunique cómo piensa, siente, significa y cree que es el mundo, qué lugar ocupa él dentro del mismo, cuales son sus aspiraciones, deseos, angustias, temores. Y en sus expresiones manifiesta cuales son sus valores estéticos y sus valores éticos que promueven la autorrealización.       

El niño en su afán para que el títere pueda cobrar la fuerza vital, que caracteriza a los seres vivientes, es capaz de integrar todos los lenguajes expresivos de manera dinámica y armónica, como:

El lenguaje corporal-gestual: Por medio de esta expresión el títere adopta esa gracia del movimiento humano; y estos deben parecer reales, para hacer creer que son reales, formando parte de la magia.

El lenguaje plástico-icónico: Significa que el niño es capaz de elaborar o fabricar su objeto según modelos, los cuales se corresponden con unidades perceptivas que poseen propiedades culturales imperantes en el ambiente. En toda cultura existen códigos que la identifican, el cuerpo del títere es un icono que imita el modelo cultural y se crean gestos pertinentes a ello. El universo del títere se puebla de iconos que representan diversos personajes.

El lenguaje sonoro-musical: Acontece en el manejo que se hace de la voz, los ritmos, la musicalización. La música transmite mensajes cargados de emociones, sentimientos, y ello lógicamente va a estar acompañando los movimientos, las acciones, las representaciones del títere. En la vivencia de este lenguaje descubre efectos que imprime a su títere, le hace vivir y sentir la música con la misma intensidad que él la vive. A través del goce musical los niños experimentan con tonos, melodías, ritmos y armonía.

El lenguaje literario (poético, narrativo, filosófico) Este le otorga el poder de la comunicación a través de la palabra. Con ella el niño/ña expresa la percepción que tiene del mundo, da cuenta de las cosas que para él o ella tienen sentido y significado, pone en juego toda su inteligencia emocional. En su juego titiritesco da a conocer su cosmovisión, ideología y relación con el mundo.

El lenguaje dramático: El niño en la acción dramática expresa lo que es, lo que siente, lo que quiere, puede hablar de sí mismo, de sus pensamientos, sus sentimientos, sus sueños, sus fantasías, sus certezas y dudas, sus capacidades y sus frustraciones, pero este lenguaje no siempre es explícito, sino que se filtra por medio de otro (títere), y así puede expresarlo sin vergüenza, ni inhibiciones

El lenguaje total: Los lenguajes anteriormente mencionados no son compartimentos estancos, ni fragmentos de arte, sino que se van integrando en el proceso creador, con la aplicación de técnicas creativas que favorecen el dar vida o animar (otorgarle alma) a estos maravillosos seres. Sin creatividad no es posible acceder a este mundo de ensueño, que juega al borde de la magia y del misterio.

 

Estos lenguajes se constituyen en el camino por la cual se buscan formas de decir y hacer cosas, es decir aquello que vive dentro del espíritu humano, y que se materializa en procesos y productos creativos

 

Cuando comienza el proceso creativo cada lenguaje que corresponde a una forma de arte, es aproximado tendiendo a la apropiación de aquello, que constituye la esencia que identifica a cada uno y que se necesita conocer, para trascender hacia el logro de un producto. Paulatinamente se van integrando y adquiriendo significación, como manifestación artística dentro del teatro de títeres. Esta integración armónica y dinámica es lo que da unidad y síntesis al arte de los títeres.

 

El arte se convierte en una base fundamental de la educación, pues se hallan correlacionados y unificados: idea, imagen y concepto, sensación y pensamiento, al mismo tiempo que se hace presente un conocimiento intuitivo de las leyes del universo y un comportamiento en armonía con la naturaleza.  

El niño por medio de la creación artística descubre el mundo, lo hace parte de sí mismo, así se descubre y redescubre, se conoce y se forma realizando intercambios entre su realidad interna y  externa. Juega su propia existencia proyectando imágenes en un objeto, que opera a modo de espejo, lo cual le posibilita ir modificando su personalidad de acuerdo a como va configurando su filosofía de vida.

En el proceso creativo los lenguajes se combinan con distintas técnicas creativas como: torbellino de ideas, analogía inusual, solución creativa de problemas, metamorfosis del objeto, lectura recreativa de imágenes, relajación creativa. Todo el caudal de ideas, propuestas y elaboración se plasma en productos como teatro de sombras, máscaras, teatro de objetos. 

El objetivo fundamental de los talleres es formar al niño/ña como creador y como espectador, es así que las múltiples formas del arte son un agente motivador de ideas, sentimientos, emociones, recuerdos, sensaciones, percepciones. Se aprecian melodías, canciones, pinturas, collage, fotos, poesías, cuentos, leyendas, mitos, entre otras cosas más.

Estas formas de arte se transforman en nuevas formas de arte, o sea, la expresión artística se adopta, se la aprecia, se la interpela, se crea y recrea en múltiples sentidos proyectando nuevas ideas, motivos, formas.

 

Conclusión 

El arte se convierte en un diálogo abierto consigo mismo, con el mundo circundante, con los enigmas y los misterios de la vida. Las formas artísticas a las cuales se acerca cada ser humano lo impregnan de un modo particular y único, por ello existen múltiples y diversas manifestaciones que tienen que ver con la manera de vivirlo, sentirlo y expresarlo. En este camino se potencia el desarrollo de múltiples capacidades, las cuales entablan una comunicación íntima, que va desde la superficie –la piel- hasta lo más profundo del ser –su espíritu y alma- encontrando y otorgando así el sentido a la existencia. 

Por otro lado, el proceso creador es la vía de realización y concreción de proyectos vitales. Por medio de él se alienta y promueve el descubrimiento y utilización de diferentes lenguajes, los cuales constituyen modos de alfabetización en el ser humano. Entendiendo el concepto alfabetizar como el proceso por el cual se enseña y aprende a leer la vida, sobre todo a comprender, a contemplar, a escuchar, a encontrar las razones de vivir, de amar, de participar, de compartir con el otro, de soñar, de creer y de esperar. 

Paulo Freire dice con bellas palabras “Fui alfabetizado en el suelo de mi casa, a la sombra de los mangos, con las palabras de mi mundo y no del mundo mayor de mis padres. El suelo mi pizarrón y las ramitas fueron mi gis [...] Aquel mundo especial se me daba como el mundo de mi actividad perceptiva, como el mundo de mis primeras lecturas [...] Los textos, las palabras, las letras de aquel contexto se encarnaban en el canto de los pájaros... en la danza de las copas de los árboles sopladas por los fuertes vientos que anunciaban tempestades, truenos, relámpagos, las aguas de la lluvia jugando a la geografía, inventando lagos, islas, ríos, arroyos”   

Haciendo una analogía de la idea aportada por el autor y el mundo infantil y los títeres, los niños cuando dan vida a estos seres parten de las lecturas de su mundo, su proceso de imaginación se puebla de numerosos personajes son reyes, caballeros, héroes, ogros, abuelos, mujeres, hombre, animales, etc, que cobran vigor en una geografía imaginaria, enriquecida por textos que ellos mismos crean jugando con sus emociones, sentimientos, conocimiento y fantasías.  

Así niños/ñas entran en contacto con el arte de los títeres partiendo de las lecturas y vivencias del mundo (interno y externo; idealizado o real), estas se constituyen en fundantes de la expresión y comunicación. En este devenir arriban a creaciones que permiten significarlo, resignificarlo  en comunión (común unión) con otros seres. 

En síntesis este mágico y maravilloso mundo es indefectiblemente creación, creatividad, como expresa Javier Villafañe un gran titiritero argentino “Los títeres vienen desde muy lejos. Es perderse en el misterio pretender buscar su origen. Nacieron con la imaginación y pertenecen a todos los tiempos y a todos los lugares de la tierra. Es mejor divagar sobre su origen, nació cuando el hombre, el primer hombre bajo la cabeza por primera vez, en el deslumbramiento del primer amanecer y vio su sombra proyectarse en el suelo, cuando los ríos y las tierras no tenían nombre todavía. Y el día que modeló el primer muñeco tuvo que pensar en su sombra. Lo hizo a su semejanza, y nació el títere, sin vida propia, como la sombra de hombre que necesita de él para moverse y vivir.” 

Bibliografía 

Bufano, A. (1986). Rescatar la expresión infantil. Artículo publicado en la Revista Vocación Docente Nº 12 de Julio. Publicación de Vocación Docente S.A. Buenos Aires 

Freire P. (1984)“La importancia de leer y el proceso de liberación” Siglo XXI Argentina Editores SA Buenos Aires. 

Jurkowski H. (1990). Consideraciones sobre el teatro de títeres. Editado por Concha de la  Casa. Bilbao.  

Medina P. (1986) Teatro de títeres. Ediciones Pedagógicas. Buenos Aires. 

Scheines G. (1981) Juguetes y jugadores. Editorial de Belgrano. Buenos Aires. 

Villafañe J. (1944) El mundo de los títeres- Instituto Nacional de Estudios de Teatro,  Cuaderno de Cultura Teatral Nº 20. Comisión Nacional de Cultura. Buenos Aires.

 

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