La
creatividade em la escuela: tres direcciones de trabajo
Albertina
Mitjáns Martínez ( Ph.D).
Profesora
de la Universidad de Brasilia.
amitjans49@yahoo.com
Cada
vez es más reconocida la importancia de la creatividad en el
contexto escolar así como la necesidad de desarrollar estratégias
y acciones para su estimulación y desarrollo, sin embargo, a pesar
del incremento de la
producción científica sobre creatividad e innovación y de innúmeras
experiencias prácticas com resultados alentadores, la creatividad y
la innovación no constituyen hoy valores reales en la mayoría de
las instituciones educativas. Esto se expresa com clareza
en el desfasaje entre un discurso aceptado, donde la
creatividad es valorizada y una realidad donde la creatividad no
consigue, salvo excepções, expresiones significativas.
Cuando
analizamos los factores
que dificultan la articulación entre la producción científica en
le área de la creatividad y la práctica educativa real (Mitjáns
Martínez, 2001) apuntabamos la propia
complejidad del proceso de
la creatividad como un elemento importante a considerar entre
los factores que dificultam acciones educativas intencionales y
realmente efectivas para su desarrollo. En ocasiones, el simplismo y
la banalización del proprio concepto constituyen barreras para un
trabajo efectivo en la dirección de alcanzar resultados
verdaderamente significativos.
El
objetivo de este trabajo, que integra ideas básicas de nuestras
investigaciones en esta
área, es presentar
las principales formas en
que la creatividad se expresa en el contexto escolar y
mostrar la necesidad de
trabajar en relación a cada una de ellas teniendo en cuenta sus
interrelaciones e interdependencias.
La
creatividad, como categoría, constituye una construcción teórica
elaborada para intentar aprehender una realidad psicológica que se
define, esencialmente, por dos criterios que son relativos: los
criterios de "novedad" y "valor"; existiendo
consensus entre los especialistas, en que la creatividad se refiere
a la capacidad humana de producir algo que simultáneamente es nuevo
y valioso en algún grado. A nuestro modo de ver, es precisamente el
carácter relativo de las características que la definen, unido a
la diversidad de sus determinantes, lo que le confiere a la
compreensión de la creatividad una dificultad singular, que se
expresa en la diversidad de definiciones, concepciones y teorías
que forman parte de la producción científica en este campo.
La
creatividad se reconoce, cada vez con
más fuerza, como un proceso complejo, multifacetado y heterogéneo
con diferentes formas y niveles de expresión,
cuya existencia depende de condiciones muy diversas y de la
existencia de otros processos psicológicos también complejos. La
complejidad de la creatividad y de sus determinantes, unido a las
dificultades de su definición y de su identificación, ha
dificultado encontrar ejes de trabajo relativamente claros para su
desarrollo en el contexto escolar.
La
creatividad humana es un proceso plurideterminado. Factores históricos,
económicos, socioculturales, ideológicos, coyunturales y
subjetivos mediatizan, de forma extremadamente compleja, la expresión
creativa; sin embargo, ésta es siempre la expresión de sujetos
concretos que en determinado momento y en determinadas condiciones
son capaces de producir algo nuevo con determinado valor.
Las
características subjetivas que participan en la expresión creativa
del sujeto se constituyen y se desarrollan a lo largo de su historia
de vida en función de las relaciones que establece en sus
diferentes contextos sociales de acciones y relaciones. Por ello el
espacio escolar deviene un espacio esencial en la constitución de
las características personales que intervienen en la capacidad del
sujeto de expresarse creativamente. El reconocimiento de esta
realidad sugiere la necesidad de diseñar acciones educativas
intencionales para contribuir a desarrollar esos recursos personales
y consecuentemente, desarrollar las posiblidades de expresión
creativa de los sujetos, acciones educativas intencionales que
presuponen cambios significativos, no sólo en el cotidiano de la
sala de aula, sino también en la escuela como un todo.
La
utilización intencional del espacio escolar para contribuir al
desarrollo de la creatividad supone trabajar como mínimo en tres
direcciones profundamente interligadas: el desarrollo de la
creatividad de los alumnos, el desarrollo de la creatividad de los
educadores y el desarrollo de la creatividad de la escuela como
organización. Esto se fundamenta en el hecho de que para contribuir
a desarrollar en los alumnos los recursos personales que le permitan
una acción creativa y transformadora es necesário que se
constituyan espacios de relación y de acción favorecedores para lo
cual la acción creativa de los educadores es esencial, al igual que
las características que asume la escuela como organización,
contexto donde se dan las referidas interacciones
y que las mediatiza.
I
La creatividad en los alumnos.
A
nuestro juicio, dos razones básicas justifican invertir en el
desarrollo de la creatividad de los alumnos.. Por una parte por la
demanda social de personas cada vez más creativas, capaces de
inserirse com éxito en contextos complejos, ambiguos y cambiantes,
como los que caracterizan la sociedad actual, y
por outra, por la significación que la creatividad puede
tener para el bienestar emocional y consecuentemente para la
salud (Barron,1995; Maslow,1979, 1982; Mitjáns Martínez,1996,
2002; Rogers,1990). Este aspecto, referido a la importancia personal
de la creatividad ha sido relativamente menos trabajado y menos
destacado que la
importancia social de la creatividad, pero se relaciona
estrechamente con una concepción emergente en el campo educativo
que es la concepción
de la escuela como un espacio de promoción de salud y en la cual, el trabajo de desarrollo de la creatividad puede
constituir un aspecto importante.
Cuando
nos referimos a la creatividad de los alumnos nos estamos refiriendo
a su creatividad en una área de actividad específica: su
creatividad en el proceso de aprendizaje.
Sin restar importancia a otras
áreas de la creatividad
donde el alumno puede expresarse y que deben ser estimuladas por los
profesores en su condición de áreas
importantes para el desarrollo personal, como por ejemplo, la
música, los deportes, las artes, las relaciones interpersonales y
otras, defendemos la
idea de que la escuela debe constituir el espacio idóneo
para desarrollar la creatividad de los alumnos en su condición de
alumnos, esto es, para, especificamente, desarrollar la creatividad
en el proceso de aprendizaje, la creatividad que se expresa
en relación a las disciplinas y a las actividades escolares
para lo cual pueden estructurarse
acciones educativas intencionales.
La
solución novedosa de problemas, la capacidad de problematizar la
información recibida, las preguntas interesantes, la elaboración
propia del conocimiento, la curiosidad, el establecimiento de
relaciones, a veces remotas pero
pertinentes, son formas de expresión de la creatividad en el
proceso de apropiación de conocimientos que deben y pueden ser
estimuladas en el contexto escolar. Las
actitudes y las acciones creativas en el proceso de producción
de conocimientos constituyen la base para la capacidad de
aprender a aprender tan valorizada hoy como competencia
profesional y consecuentemente como un objetivo educativo
importante.
Una
de las barreras para el desarrollo de la creatividad del alumno en
su condición de aprendiz, esto es, de su creatividad
en el proceso de producción de conocimientos es precisamente
la falta de clareza por parte de los educadores sobre qué es lo que
deben desarrollar y cómo hacerlo Por eso el trabajo escolar para
desarrollar la creatividad de los alumnos debe ser orientado por dos
fases interrelacionadas:
·
Primera: Clarificar qué se pretende alcanzar y cuáles
pueden ser indicadores de
su consecución.
·
Segunda: Definir
las estratégias y las
acciones que pueden contribuir a ello.
La
primera fase implica precisar
en términos de expresión comportamental cuáles serían
indicadores de creatividad en el proceso de apropiación de
conocimientos, para ir monitoreando su expresión en sala de aula. A
pesar de ser ésta una línea de investigación abierta, donde aún
mucho conocimiento debe ser producido, existen algunos
indicadores generales derivados
de las investigaciones de diversos autores en este campo que pueden
ser utilizados, considerando en todo momento su expresión
diferenciada en función de la
diversidad y especificidade de las disciplinas, actividades y
campos del conocimiento:
-
realización de preguntas interesantes y originales,
-
cuestionamiento y problematización de la información,
-
percepción de contradicciones y lagunas en el conocimiento,
-
establecimiento de relaciones remotas y pertinentes;
-
planteamiento de varias
alternativas e hipótesis ante los problemas a resolver,
-
solución novedosa de problemas,
-
elaboración personalizada de
respuestas y planteamientos,
-
procura de informaciones y realización de actividades que
van más allá de lo solicitado por el profesor.
Igualmente
resulta necesário identificar las características personales que
están fuertemente asociadas
a la producción creativa y que pueden ser indicadores indirectos de
las posiblidades
creativas del alumno. Entre ellas están:
-
motivación;
-
capacidades cognitivas diversas, especialmente las de tipo
creador;
-
autodeterminación,
independencia,
-
autovaloración adecuada, seguridad,
-
cuestionamiento, reflexión y elaboración personalizadas,
-
capacidad para estructurar el campo de acción y tomar
decisiones,
-
capacidad para plantearse metas y proyectos,
-
capacidad volitiva para la orientación intencional del
comportamiento,
-
flexiblidad,
-
audacia,
(Mitjáns Martínez, 1995 p.24)
O
sea, desarrollar la creatividad de los alumnos supone incentivar su
expresión creativa concreta y paralelamente estimular el desarrollo
de las características personales que la hacen posible. Para esto
se requiere un sistema de actividades - comunicación
(González Rey, 1995) en
sala de aula que favoresca ese desarrollo, sistema en el que puedan articularse con coherencia muchas de las técnicas y
actividades que son utilizadas de forma relativamente aislada para
incentivar la creatividad y cuyo diseño correspondería a la
segunda fase.
Se
han elaborado diversos programas y técnicas
para desarrollar la
creatividad en el contexto escolar, sin embargo, la eficiencia de
muchos de ellos, en términos de desarrollar de forma real la
creatividad en el proceso de apropiación de conocimientos, o sea,
la producción creativa en relación a las disciplinas y a
las actividades
escolares ha sido menor
que la esperada ( Mitjáns Martínez et alt. 1995 ).
La
utilización del espacio de la
sala de aula para contribuir al desarrollo de la creatividad
no puede reducirse a la realización de acciones aisladas y puntuales como si la creatividad fuese
simplemente una habilidad más suceptible de ser desarrollada a
partir de de estratégias relativamente simples, sino de rediseñar
el sistema de actividades - comunicación en sala de aula de
forma de transformar creativamente
el trabajo pedagógico en relación a las disciplinas y a
las actividades escolares e incoorporar coherentemente dentro
de ese sistema muchas de las técnicas elaboradas para el desarrollo
de la creatividad.
Integrando
la producción científica en esta área y nuestras experiencias
pedagógicas en distintos niveles de educación fundamentamos los
elementos esenciales de un sistema actividades - comunicación en
sala de aula favorecedor del desarrollo de la creatividad
(Mitjáns Martínez, 1995):
a)
Sistema
de actividades.
·
Diseño de un sistema de actividades dirigido, no sólo a la
apropiación de conocimientos y habilidades, sino también al
desarrollo de los recursos personales asociados fuertemente con la
expresión creativa.
·
Carácter esencialmente
productivo y de las actividades que se le pide realizar al
alumno. Estructuración de la enseñanza a partir de descubrimiento
y solución creativa de problemas.
·
Carácter múltiple y heterogéneo del conjunto de
actividades ofrecidas al alumno, unido a la posiblidad de que el
alumno tenga opciones de elección y que sea estimulado a
fundamentar sus elecciones.
·
Complejidad creciente, de acuerdo con el grado escolar, de
las actividades que deben ser realizadas, junto con la incentivación
del esfuerzo y la confianza en la
capacidad para realizarlas.
·
Dosificación coherente de las actividades docentes y
extradocentes, de forma que el alumno disponga de tiempo real para
invertir en los asuntos
en que va desarrollando intereses.
b)
Sistema de comunicación.
·
Crear un espacio emocional donde las acciones y reflexiones
del profesor contribuyan a la implicación del estudiante en su
propio proceso de aprendizaje.
·
Establecer una relación creativa profesor-alumnos,
caracterizada por un clima emocionalmente positivo y motivante, com
respeto a la individualidad. Lograr un ambiente de estimulación y
valoración del esfuerzo y de las realizaciones propias y originales
alentando el proceso de búsqueda de alternativas sin estigmatizar
los errores.
·
Valorizar y estimular adecuadamente los logros que el alumno
va alcanzando en el desarrollo de intereses y motivaciones, así
como en los otros elementos personales asociados fuertemente con la
expresión creativa. No estimular apenas los resultados obtenidos en
el proceso de apropiación de conocimientos
·
Desplazar la atención de la evaluación al proceso mismo de
aprendizaje y creación, estimulando la autoevaluación y los planos
de desarrollo personal que puedan derivarse de ella.
·
El profesor como modelo de creatividad, favoreciendo
la producción de vivencias emocionales vinculadas a la
creatividad.
Estos
elementos pueden estructurarse orgánicamente en un sistema didáctico
que constituya una estrategia global para el desarrollo de la
creatividad. En nuesto libro Creatividad, Personalidad, y Educación
(1995) ejemplificamos y
mostramos los resultados de nuestras
experiencias pedagógicas utilizando lo que denominamos Sistema
didáctico integral para desarrollar la creatividad en la escuela.
Indiscutiblemente, diseñar
actividades y sistemas de relaciones que contribuyan al desarrollo
de la creatividad de los alumnos supone actitudes y acciones por
parte del profesor que implican su creatividad en algún grado; esa es una de
las razones que justifica la importancia del desarrollo de la
creatividad de los profesores.
II
La creatividad en los
profesores.
Se
reconoce la necesidad de profesores creativos para desarrollar la
creatividad en los alumnos y consecuentemente la promoción de la
creatividad de los profesores emerge
como vía para lograr mayores niveles de creatividad en los
educandos. Los profesores que se destacan por sus niveles de
creatividad en su actividad profesional poseen
una mayor sensibilidad para la innovación y el cambio lo que
les permite percibir con mayor claridad las posibles expresiones de
creatividad de sus alumnos en sala de aula, ser más
tolerantes con muchos comportamientos vinculados a la expresión
creativa y estar en mayor disposición de
invertir tiempo y esfuerzo en acciones que estimulen el
desarrollo de la creatividad.
También los profesores creativos, precisamente por su abertura a la
experiencia, tienen mayores posiblidades, no sólo de
diseñar, sino de apropiarse de estratégias y técnicas que
potencien su acción creativa en sala de aula. En nuestra
experiencia en la organización de
talleres de creatividad para profesores en ejercicio Mitjáns
Martínez, 1997) observamos
que eran precisamente los profesores que tenían un mayor grado de
creatividad los que se beneficiaban en mayor medida con las
actividades realizadas, siendo capaces
de hacer, con rapidez y creatividad, las transposiciones
necesarias entre lo vivenciado y lo reflexionado
en el taller y su disciplina concreta.
Invertir
en le desarrollo de la creatividad de los profesores y en su formación
específica para que sean capaces de estratégias y acciones
intencionales para el desarrollo de la creatividad de sus alumnos
constituye un importante objetivo del sistema educativo. Además, la
creatividad, al igual que para los alumnos, puede constituir para
los profesores un importante elemento de realización, satisfacción
y bienestar emocional, lo que cobra especial relevancia en una
categoría profesional que se reconoce como sometida a elevados
niveles de trabajo y de estrés con sus consecuecias
negativas para la salud ( Codo, 1999)
En
nuestros trabajos de investigación con profesionales creativos,
entre ellos profesores de diferentes niveles de enseñanza,
encontramos que la creatividad constituye, entre otros importantes
elementos, una expresión de configuraciones personológicas
denominadas por nosotros de configuraciones creativas (Mitjáns Martínez,1995).
Ellas son
configuraciones sistémicas y dinámicas de los elementos
estructurales y funcionales de la personalidad que intervienen en la
expresión creativa del sujeto. A pesar de su carácter único,
singular, en cada
sujeto concreto, encontramos entre
las configuraciones creativas de los profesionales estudiados
algunos elementos comunes, a saber:
-
Alto grado de desarrollo de la motivación hacia la profesión, la
profesión deviene una tendencia orientadora de la personalidad.
-
Clara orientación de futuro en la esfera profesional.
-
Fuerza de la individualidad. La autovalorización como importante
elemento dinámico de la expresión creativa.
-
Orientación muy activa a la superación.
-
Orientación conciente a la creación.
(Mitjáns Martínez, 1995, p.83)
Como
puede apreciarse, la creatividad profesional tiene en su base un
conjunto diverso de recursos de la personalidad, que constituye una
condición para esa acción profesional creativa y cuyo desarrollo
en los profesores resulta de vital importancia para favorecer su
actividad innovadora en sala de aula.
La
acción creativa del profesor en sala de aula demanda no sólo su
capacidad de diseñar actividades novedosas que permitan atingir los
objetivos educativos de forma más eficiente sino también, de
habilidades comunicativas que le permitan crear un espacio
comunicativo que se constituya en el espacio donde las actividades
puedan cobrar sentido para el desarrollo de la creatividad.
Cuando
nos referimos a las habilidades comunicativas del profesor
nos estamos refiriendo, no sólo a la necesária “maestría pedagógica,”entendida
como el conjunto de habilidades que le permiten al profesor la
transmisión de la información de forma amena, clara y eficiente
sino, fundamentalmente, a las habilidades comunicativas que le
permiten al profesor, a partir de su sensiblidad, valores y
motivaciones, establecer un sistema de comunicación en sala de aula
y fuera de ella que contribuya a desarrollar la personalidad
de los alumnos y a la vez resulte efectivo en el intento de lograr
un aprendizaje más personalizado y eficiente. Del conjunto de
habilidades educativas que fundamentamos como esenciales para
contribuir al desarrollo de la personalidad de los alumnos ( Mitjáns
Martínez, 1998) se
destacan, por su importancia para el
desarrollo la
creatividad las siguientes:
- La habilidad para hacer preguntas provocativas y sugerentes
que contribuyan al desarrollo de la reflexión, la problematización y los intereses
cognitivos,
- La sensiblidad y la habilidad para manejar adecuadamente el
error otorgándole una connotación positiva y natural dentro del
proceso de aprendizaje.
- La sensibilidad y la habilidad para percibir los avances
que el alumno va teniendo en
relación, no sólo a la adquisición de conocimientos y
habilidades, sino al desarrollo de recursos personales
importantes, como por ejemplo, la
seguridad, la
independencia, la motivación,
la persistencia, la audacia
y otros, así como la habilidad para estimularlos
convenientemente
- La sensiblidad para detectar los problemas y las
necesidades de los alumnos y la habilidad para manejarlos de forma
efectiva.
- La habilidad para escuchar y ponerse en lugar del otro, lo
que se relaciona estrechamente con la apertura a experiencias
diferentes.
- La sensibilidad y la habilidad para respetar la
individualidad, manejando adecuadamnete las distintas situaciones en
que se expresa y estimulando adecuadamente su desarrollo.
- La habilidad para utilizar la evaluación como un espacio
comunicativo, diseñando y desarrollando un sistema de evaluación
del aprendizaje y de diálogo en relación a los resultados que
estimule en los estudiantes el desarrollo de la seguridad, la
persistencia, la reflexión personalizada y la creatividad.
- La habilidad para aprovechar las diferentes situaciones que
ofrece el contexto de sala de aula para valorizar la originalidad,
la opinión propia, la problematización de la información,
importantes expresiones de creatividad en la actividad de
aprendizaje.
- La habilidad para comunicarse y trabajar con los padres,
intentando sumarlos a las acciones que realiza en función de la
estimulación de la creatividad de sus hijos y procurando que no
neutralizen su acción pedagógica creativa.
La
compleja interrelación entre conocimientos, habilidades y características
personales necesárias
para una acción creativa en sala de aula constituye un desafío
para el proceso de formación de profesores, especialmente si se
pretende formar un profesor que sea capaz, dentro de los límites
que cualquier situación impone de introducir transformaciones
significativas en su práctica pedagógica y contribuir a la
transformación de la institución educativa en su conjunto.
Existe la tendencia a pensar que la creatividad de los
profesores puede ser desarrollada
de forma efectiva en talleres, cursos y workshops y esa ha sido, en
la práctica, la estratégia más utilizada. Nuestra experiencia en
el proceso de formación de profesores para una acción creativa (Mitjáns,
1997) y nuestras
investigaciones sobre la complejidad de la determinación de la
creatividad ( Mitjáns , 1995) nos indican que si bien esa es una
estratégia posible( de la cual se benefician esencialmente los que
ya tienen desarrollado un cierto nivel de creatividad), existen
otras direcciones de trabajo estratégicas que deben ser
consideradas.
Una
de ellas, de particular importancia, es incentivar el desarrollo de
la creatividad de los profesores en el período de su formación
como tales, esto es, en
las instituciones que forman profesores. Esto
no debe hacerse apenas
através de una disciplina de cratividad ubicada de
forma isolada en el curriculum
sino, a través de un sistema de enseñanza - aprendizaje
verdaderamente creativo donde los futuros profesores experimenten,
como alumnos, aquello que pueden hacer posteriormente como
profesores y donde encuentren un verdadero espacio para el
desarrollo de su creatividad.
Como
fundmentamos en una
publicación anterior
(Mitjáns, 1998) las instituciones formadoras de profesores
reproducen, por regla general, el tipo de enseñanza que,
paradojicamente, considérase debe
ser modificada. Constituyen instituciones educativas centradas más
en la transmisión de conocimientos y en el
desarrollo de hábitos y habilidades básicas, que en el
desarrollo del profesor
como sujeto, dimensión en que se enmarcan las
características personales esenciales para un desarrollo
profesional creativo. Tampoco en las instituciones formadoras de
profesores el tema de la creatividad es suficientemente tratado y en
ocasiones, no
aparece ni como contenido específico, ni como habilidad
a ser intencionalmente desarrollada.
Con
independencia del discurso institucional , su diseño y
funcionamiento priorizan
los aspectos instrumentales y de conocimiento, sin tener debidamente
en cuenta la formación personal que hará posible que esos
conocimientos y habilidades puedan ser efectivamente puestos en práctica.
Los aspectos formativos, en muchas ocasiones, son abordados de forma
estrecha y específica y no siempre los métodos utilizados
contribuyen a que éstos adquieran
un sentido real para los sujetos en formación. En esta
instituciones el sistema de comunicación, via esencial para la
formación y el desarrollo de la personalidad, y dentro de ella, de
los recusrsos personales fuertemente asociados a la creatividad, no
es cualitativamente diferente al del resto de las instituciones
educativas y no se explotan sus posiblidades para contribuir,
intencionalmente al desarrollo en los futuros profesionales de las
características personales que se evidencian como esenciales para
la creatividad.
Estas
instituciones trabajan con jóvenes y adultos que arriban a ellas
con una configuración personológica constituída a lo largo de su
historia de vida individual. Esta peculiaridad impone un desafío aún
mayor a estas instituciones y precisamente es necesário trabajar a
fondo el rediseño de los elemento principales del proceso
docente-educativo para contribuir, en la medida de lo posible,
a desarrollar los recursos personales deseados. La personalidad en
la concepción que asumimos constituye un complejo sistema dinámico
en constitución y desarrollo a lo largo de la vida. Esto permite
concebir la utilización de los años de formación del futuro
profesor intencionalmente con el objetivo de desarrollarla. Es
cierto que la personalidad no se constituye solamente a partir de la
institución escolar; la escuela constituye sólo uno de los múltiples
sistemas actividades - comunicación
en los que el individuo está inmerso, pero indiscutiblemente,
por sus características, deviene uno de los más importantes y
potencialmente, uno de los más significativos en la medida en que
que puede ser diseñado intencionalmente con el objetivo de favorecer el desarrollo de recursos personales
importantes para la creatividad.
No
podemos aspirar a que linealmente, producto de acciones
educativas intencionalmente ejercidas desde la institución escolar,
se desarrollen los mismos recursos personales
y al mismo nivel en todos los sujetos. Tal pretensión
desconocería la complejidad de la constitución de la personalidad
y del proceso de su desarrollo, en el cual el papel del sujeto, históricamente
constituído, es
esencial; pero sí constituye una responsabilidad educativa básica,
crear todas las condiciones para promover, de acuerdo a la
especificidad de cada alumno, el desarrollo, en la mayor medida
posible, de los recursos personales que puedan favorecer
posteriormente una acción profesional eficiente y creativa.
Como
tendencia el profesor, en su práctica pedagógica, reproduce muchos
elementos de su experiencia de vida como estudiante. Muchas veces la
experiencia vivida orienta la acción con más fuerza que la
información recibida sobre lo que “debe hacerse”,
sobre todo, si ésta por la forma en que ha sido transmitida,
no logra integrase en configuraciones de sentido que participen de
la regulación de la acción del sujeto. Este hecho puede contribuir
a explicar el proceso de reproducción de una práctica educativa
tradicional a pesar de los esfuerzos en introduzir nuevas
alternativas y experiencias pedagógicas de avanzada en los diseños
curriculares. Por ello, una de las estratégias de trabajo que
consideramos esenciales para el desarrollo de la creatividad de los
profesores es trabajar,
en las instituciones formadoras de profesores, en el sentido de
rediseñar el proceso de enseñanza - aprendizaje de manera que
pueda contribuir de forma más efectiva a desarrollar los recursos
personales, los conocimientos y las habilidades que permitan una
acción profesional más creativa ( Mitjáns Martínez, 1998, 2000a)
Sin
embargo, como la
institución escolar precisa incrementar las posiblidades creativas de profesores que ya están en
servicio, se aprecia una tendencia al crecimiento de los talleres,
cursos y workshops
sobre creatividad; actividades que a pesar de su utilidad en
determinadas condiciones y su impacto favorable en una parte de las
personas que en ellos participan, tienen una eficiencia limitada en
términos de promover saltos significativos en la actividad creativa
real de los profesores en sala de aula.
Tres
razones pueden contribuir a explicar
esta situación:
a)
Muchas de las propuestas de cursos e workshops están
estructuradas en relación a aspecto de contenido: mitos,
concepciones e definiciones sobre creatividad, barreras más
frecuentes, técnicas y estratégias para desarrollar la creatividad
en sala de aula etc., inscribiéndose en
la concepción, a veces no concientizada, pero no por ello
menos fuerte, de que un elemento esencial para el perfeccionamento
de la práctica pedagógica es el dominio de nuevos contenidos. Si
bien éstas informaciones pueden
resultar realmente importantes se olvida que, como cualquiera de los
contenidos que se enseñan en la escuela, sólo adquieren
significación real para la acción práctica cuando se articulan en
estructuras de sentido suceptibles de participar de la regulación del comportamiento del sujeto en
su condición de agente activo e intencional. El hecho “saber”,
de dominar en términos de conocimiento
determinados conceptos,
técnicas y estratégias, no garantiza que éstos puedan ser
efectivamente utilizados
en la actividad pedagógica concreta, ya que la
acción real del sujeto depende de complejas configuraciones
de sentidoen las que se integran
los recursos personales a que hemos hecho referencia y simultáneamente,
de un contexto que
estimule e favorezca la expresión de tales acciones.
b)
Las oficinas utilizadas para el desarrollo de la creatividad
que tienen un carácter
más vivencial y expresivo muchas veces se centran en
aspectos parciales del complejo
conjunto de elementos
personales asociados a la creatividad lo que, junto a su
relativo poco tiempo de duración y al
poco espacio que se le dedica a la reflexión y a la
transposición a situaciones de la actividad pedagógica concreta,
limita sus posiblidades de impacto en el desarrollo de la
configuración de elementos subjetivos que hacen a la creatividad
posible.
c)
La mayoría de estas actividades están concebidas para ser
desarrolladas fuera del
contexto de trabajo donde el profesor actúa, desvinculadas de la
realidad contextual real donde el profesor debe ejercer su
creatividad y muchas veces, a
pesar del profesor terminar el curso motivado para la realización
de acciones creativas en sala de aula, al enfrentarse con las
barreras institucionales de su realidad de trabajo y sin la
posiblidad de orientación y de
supervisión, se va va
desestimulando progresivamente disminuyendo sus
posiblidades de acción.
Las
limitaciones señaladas no impiden utilizar este tipo de estratégia
si concientizadas sus
principales limitaciones, se estructuran
sistemas de actividades más elaboradas coherentes y articuladas que
tiendan a neutralizar sus puntos flacos; sin embargo, estas
limitaciones incentivan,
paralelamente, la búsqueda de estrategias alternativas que puedan
resultar más efectivas.
En
este sentido queremos destacar una estratégia de formación que
resulta idónea para el trabajo con profesores en ejercicio que
es la reflexión crítica
sobre la propia práctica pedagógica y a partir de ella, el
trabajo de diseño y de
ejecución de proyectos pedagógicos innovadores bajo supervisión. Las
posiblidades de crecimiento profesional creativo a partir de una
acción reflexiva donde la producción teórica
es utilizada
para contribuir a la reflexión crítica y constructiva sobre la práctica
pedagógica concreta y paralelamente,
para nortear una acción inovadora real, aumentan
significativamente en la medida en que reflexión, vivencia y práctica
profesional se presentan articuladas. Por otra parte, sistemas de
formación de este
tipo, inseridos dentro del contexto escolar real y con una
duración media
mucho mayor a los de los cursos y talleres,
tienen también más posiblidades de constituirse en
elementos mobilizadores de la cultura organizacional favorecedora de
la creatividad y contribuir así a los cambios que la institución
escolar demanda para constituirse en un espacio creativo e
inonovador.
Aunque
la importancia del desarrollo de la creatividad
de los profesores
demanda la utilización de todas las estratégias posibles no
puede olvidarse que la acción creativa de alumnos y
profesores se da dentro de una organización concreta que es la
escuela, institución que aparece, no sólo en sus posiblidades
creativas e inovadoras, sino también como espacio social
que favorece en mayor o menor medida el desarrollo y la
expresión de la creatividad de sus miembros.
III
La creatividad de la escuela como organización.
El
carácter organizacional de la de la institución educativa (
Alvarez, 1996; Codo, 1999; Mitjáns Martínez,1999, entre otros, )
ha sido un tema poco tratado si lo consideramos en comparación con
el volumen de producción científica dedicado a la educación. Sin
embargo, en relación al desarrollo de la creatividad de los alumnos
y profesores este aspecto asume una importancia primordial. Los
estudios y expriencias sobre creatividad e innovación
organizacional desarrollados fundamentalmente
en el ámbito empresarial, han puesto en evidencia el papel
de importantes elementos de la organización en sus posiblidades de
producción de productos o servicios creativos, producciones que
corresponden a la acción de sujetos o grupos de sujetos
concretos que forman parte de la organización. Con independencia de
las diferencias cualitativas que existen entre la institución
escolar y las del ámbito empresarial no podemos dejar de reconocer
que la escuela es un tipo específico de organización, donde también
los elementos estructurales, de cultura, de liderazgo, de clima etc,
la caracterizan como un espacio favorecedor o no
del desarrollo de la creatividad de los sujetos que la
integran.
Toda
organización está inserida e interactúa en un ambiente
complejo y heterogéneo. El escenário social e institucional
donde la escuela se insere, por su constitución histórica y por sus propias
características, no ha favorecido la creatividad y la innovación
en este tipo de organización. Incluso, en las escuelas particulares
que supuestamente ( aunque no necesariamente) tienen más grados de
libertad e incentivos para introducir modificaciones innovadoras no
se aprecia, de conjunto, una situación diferenciada.
Trabajar
la dimensión organizacional de la escuela como espacio de
desarrollo de la creatividad y la innovación significa apreciar los
límites y las posiblidades que brinda y aprovechar éstas últimas
para el diseño de acciones sistémicas que potencien la creatividad
y la innovación también en la sala de aula.
En
correspondencia con nuestro enfoque sistémico para trabajar la
creatividad organizacional ( Mitjáns Martínez, 2000b) y con
nuestras concepciones en relación a la utilización del proceso
docente ducativo para el desarrollo de la creatividad de los alumnos,
(Mitjáns Martínez, 1995 1997, 2000a) defendemos la necesidad de
utilizar creativamente los conocimientos y las experiencias
desarrolladas en el campo organizacional para contribuir al
desarrollo de la creatividad en la escuela trabajando aspectos que,
lamentablemente, dentro de la institución escolar, a los fines del
desarrollo de la creatividad y la innovación han sido poco
explorados de forma sistémica a pesar de los trabajos parciales
existentes en esa
dirección.
Elementos
esenciales que deben
ser trabajados son la
cultura y el clima de
la institución escolar de forma de poder ir favoreciendo
modificaciones que estimulen el desempeño creativo de profesores y
alumnos. Utilizamos el concepto de cultura organizacional para
referirnos al conjunto de valores,
creencias y normas que
constituyen parte importante de la subjetividad social ( González
Rey, 1997) de la organización. Ya el clima, que para algunos
autores constituye un aspecto de esa cultura, es un concepto que
utilizamos para referirnos más especificamente a los elementos
emocionales que perpasan las
interrelaciones entre los miembros de la organización, sus formas
de comunicación, de negociación de conflictos y de relacionamiento
interpersonal, aspectos también integrantes de la subjetividad
social.
Asumir
la creatividad y la innovación como objetivos, valores y metas
organizacionales, reconocer, valorizar, estimular y premiar la
expresión creativa de profesores, alumnos y otros miembros de la
institución escolar y favorecer un sistema de relaciones
interpersonales de franqueza y diálogo donde se acepte la
diversidad y se trate de potenciar lo mejor de cada persona, son
algunas de las formas en que la cultura y el clima organizacional
pueden contribuir al desarrollo de la creatividad y la innovación.
Facilitar intencionalmente el trabajo de aquellos profesores o
grupos que tienen ideas y proyectos innovadores permitiéndoles el
necesário espacio para la experimentación y la acción creativa e
incentivar y apoyar proyectos de trabajo colectivos utilizando todas
las vías posibles, son importantes formas de contribuir a alcanzar
niveles superiores de creatividad.
Identificar
las barreras a la creatividad que existen en la institución,
utilizando los diferentes procedimientos que existen para ello y
pensar de conjunto estratégias para neutralizarlas resulta, también,
un elemento importante. La identificación de las fortalezas
que la institución educativa possee en términos de elementos
favorecedores para alcanzar niveles superiores de creatividad
constituye un elemento decisivo para utilizarlas
intencionalmente en una estratégia sistémica para dar saltos
cualitativos en esa dirección.
La
organización de un plano coherente
de superación profesional con el objetivo de sensiblizar,
reflexionar y desarrollar recursos personales favorecedores de la
creatividad en
profesores, coordinadores pedagógicos y
personal de dirección en general, son estratégias necesárias
y factibles de implementación dentro de una cultura abierta a la
creatividad. En términos de programas de formación asumen especial
relevancia los programas de formación a través de la
reflexión crítica de la práctica pedagógica y de la
ejecución de projectos innovadores a que hicimos referencia
anteriormente y los
dirigidos a desarrollar equipos de trabajo y preparar los grupos
para la solución creativa de problemas.
El
fortalecimiento y la preparación de los grupos naturales de la
organización (consejo
de dirección, colectivos pedagógicos, consejos de clase etc.)
utilizando los conocimientos producidos acerca de la creatividad
grupal ( Abric, 1993; Roca
2001, entre otros) puede no sólo potenciarlos en el sentido de
generar un clima favorable para el desarrollo y la expresión de la
creatividad de sus miembros, sino que puede también
contribuir al descubrimiento de problemas y a la
producción de soluciones
creativas para los problemas enfrentados por
la organización de forma mucho más eficiente de
la que puede
ser alcanzada en las reuniones y formas tradicionales de trabajo.
La
elaboración de metas institucionales relacionadas con la
creatividad y la innovación y el monitoreamiento sistemático de su
cumplimiento en función de indicadores de innovación especialmente
diseñados a partir de las características de la institución y de
los objetivos a lograr, puede constituirse en un elemento impulsor
importante vinculado a formas de retroalimentación que permitan
reorientar las acciones cuando sea necesário.
La
posiblidad de simplificar y agilizar procesos y de eliminar pasos y
procedimientos innecesários, en la medida en que las condiciones lo
permitan, debe ser un objetivo importante, así como cuidar de que
los procesos institucionales de flujo de informaciones, reuniones y
actividades diversas estén organizados de forma que permitan la
utilización racional y productiva del tiempo. Incluso, puede ser
posible crear espacios dentro del horario de trabajo para aquellos
que quieran diseñar proyectos, elaborar ideas o experimentar
acciones creativas. En las instituciones educativas que tengan un mínimo
de condiciones físicas para ello puede reservarse un espacio donde
se concentre material interesante sobre creatividad e innovación en
el contexto escolar: noticias, revistas, recortes de periódicos,
libros, filmes, información sobre sites, videos, reportes de
experiencias, etc. de forma tal que los interesados tengan fácil accseso a recursos que puedan favorecer su
creatividad.
Es
posible diseñar sistemas atractivos, ágiles y efectivos para la
recepción y el análisis
de sugerencias e
ideas creativas, así como sistemas de reconocimiento y premiación
en correspondencia con la naturaleza de las innovaciones efectuadas
y de la relevancia de los resultados obtenidos.
Un
aspecto esencial lo constituye el establecimiento de canales de
comunicación ágiles y flexibles entre profesores, alumnos y
personal de dirección con interacciones fluídas entre los
diferentes niveles jerárquicos y los diferentes grupos de trabajo,
así como un enfoque participativo en la tomada de decisiones, de
forma de contribuir al desarrollo del sentimiento de pertenencia y
del grado de cohesión necesários para enfrentar los desafíos que
los cambios organizacionales implican.
Cualquiera
de estas acciones implica creatividad, audacia y fuerza para vencer
muchas barreras y resistencias. Las más difíciles de superar, son
las barreras que forman
parte de la subjetividad social del macro sistema donde la organización educativa está inserida, otras están
profundamente articuladas al próprio diseño del sistema
educacional y
muchas son específicas de la organización concreta y de los
individuos que la integran. A veces son barreras autoimpuestas que
pueden ser trabajadas con una relativa mayor facilidad sobre todo si
se tiene en cuenta que
los miembros de la organización, en su condición de sujetos,
tienen muchas posiblidades de introducir cambios organizacionales
importantes favorecedores de niveles superiores de creatividad e
innovación de la escuela como un todo. Ésta
no es una institución que se impone a sus miembros como un
sistema inmutable y los “victimiza"sino que es, entre otros
factores, también un producto de la acción de ellos y
por tanto una orgnización suceptible de cambios en función de los
sujetos que la integran.
Muchos
de los elementos organizacionales señalados anteriormente pueden
tener un impacto positivo en el desarrollo de la creatividad y la
innovación en sala de aula y consecuentemente en el desarrollo de
la creatividad de los alumnos. Por ello, la introducción de la
dimensión organizacional en el análisis de la creatividad y la
innovación en la escuela con un enfoque de sistema, a pesar de
la complejidad que adiciona a las formas tradicionales de
visualizar la creatividad en el contexto escolar,
resulta productivo.
Es
necesário identificar el conjunto de elementos que han
estado limitando un enfoque de esta naturaleza, compreenderlos e
intentar superarlos. Se requiere además un trabajo profundo de
integración de conocimientos provenientes de diferentes áreas y el
incremento de la investigación de la especificidad de los procesos
organizacionales en el contexto escolar y su relación con las
posiblidades innovadoras de este tipo de organización.Y ante todo
es necesario un alto nivel de motivación y de dedicación para
trabajar de forma colectiva en
la introducción de muchas modificaciones que ya son posibles.
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Brasília,
6 de enero de 2003
A
CRIATIVIDADE NA ESCOLA: TRÊS DIREÇÕES DE TRABALHO
Albertina
Mitjáns Martínez ( Ph.D).
Professora
da Universidade de Brasília.[1]
Cada vez mais é reconhecida a importância da criatividade
no contexto escolar, assim como a necessidade de desenvolver estratégias
e ações para sua estimulação e desenvolvimento. No entanto,
apesar do incremento da produção científica sobre criatividade e
inovação e das inúmeras experiências práticas com resultados
alentadores, a criatividade e a inovação não constituem hoje
valores reais na maioria das instituições educativas. Isso se
expressa com clareza na defasagem entre um discurso aceito, em que a
criatividade é valorizada, e uma realidade em que a criatividade não
consegue, salvo exceções, expressões significativas.
Quando
analisamos os fatores que dificultam a articulação entre a produção
científica na área da criatividade e a prática educativa real (Mitjáns
Martínez, 2001), apontamos a própria complexidade do processo da
criatividade como um elemento importante a considerar entre os
fatores que dificultam ações educativas intencionais e realmente
efetivas para seu desenvolvimento. Algumas vezes o simplismo e a
banalização do próprio conceito constituem barreiras para um
trabalho efetivo na direção de alcançar resultados
verdadeiramente significativos.
O
objetivo deste trabalho, que integra idéias básicas de nossas
investigações nesta área, é apresentar as principais formas em
que a criatividade se expressa no contexto escolar, e mostrar a
necessidade de trabalhar em relação a cada uma delas tendo em
conta suas interrelações e interdependências.
A
criatividade, como categoria, constitui uma construção teórica
elaborada para tentar apreender uma realidade psicológica que se
define, essencialmente, por dois critérios que são relativos: os
critérios de “novidade” e “valor”. Existe consenso entre os
especialistas de que a criatividade se refere à capacidade humana
de produzir algo que simultaneamente é novo e valioso em algum
grau. A nosso modo de ver, é precisamente o caráter relativo das
características que a definem, unido à diversidade de seus
determinantes, o que confere à compreensão da criatividade uma
dificuldade singular, que se expressa na diversidade de definições,
concepções e teorias que compõem a produção científica neste
campo.
A
criatividade se reconhece, cada vez com mais força, como um
processo complexo, multifacetado e heterogêneo, com diferentes
formas e níveis de expressão, cuja existência depende de condições
muito diversas e da existência de outros processos psicológicos
também complexos. A complexidade da criatividade e de seus
determinantes, unida às dificuldades em sua definição e
identificação, têm dificultado encontrar eixos de trabalho
relativamente claros para seu desenvolvimento no contexto escolar.
A
criatividade humana é um processo plurideterminado. Fatores históricos,
econômicos, socioculturais, ideológicos, conjunturais e subjetivos
mediatizam, de forma extremamente complexa, a expressão criativa.
No entanto, esta é sempre a expressão de sujeitos concretos que,
em determinado momento e em determinadas condições, são capazes
de produzir algo novo com determinado valor.
As
característica subjetivas que participam da expressão criativa do
sujeito se constituem e se desenvolvem no decorrer de sua história
de vida em função das relações que este estabelece
em seus diferentes contextos sociais de ações e relações.
Por isso o espaço escolar se torna um espaço essencial na
constituição das características pessoais que intervêm na
capacidade do sujeito de expressar-se criativamente. O
reconhecimento dessa realidade sugere a necessidade de planejar ações
educativas intencionais que contribuam para desenvolver esses
recursos pessoais e, conseqüentemente, desenvolver as
possibilidades de expressão criativa dos sujeitos. Ações
educativas intencionais que
pressupõem mudanças significativas,
não só no cotidiano da sala de aula, como também na escola como
um todo.
A
utilização intencional do espaço escolar para contribuir com o
desenvolvimento da criatividade supõe trabalhar no mínimo em três
direções profundamente interligadas: o desenvolvimento da
criatividade dos alunos, o desenvolvimento da criatividade dos
educadores e o desenvolvimento da criatividade da escola como
organização. Isso se fundamenta no fato de que, para ajudar a
desenvolver nos alunos os recursos pessoais que lhes permitam uma ação
criativa e transformadora, é necessário que se constituam espaços
de relação e de ação favoráveis. Para isso, a ação criativa
dos educadores é essencial, assim como o são as características
que a escola assume como organização, contexto onde se dão as
referidas interações e que as mediatiza.
I
A criatividade nos alunos
Sob
nossa perspectiva, duas razões básicas justificam investir no
desenvolvimento da criatividade dos alunos. Por um lado, pela
demanda social de pessoas cada vez mais criativas, capazes de
inserir-se com êxito em contextos complexos, ambíguos e mutáveis,
como os que caracterizam a sociedade atual; por outro lado, pela
significação que a criatividade pode ter para o bem estar
emocional e consequentemente para a saúde (Barron, 1995; Maslow,
1979, 1982; Mitjáns Martínez, 1996, 2002; Rogers, 1990). Este
aspecto, referente à importância pessoal da criatividade, tem sido
relativamente menos trabalhado e menos destacado que a importância
social da criatividade, mas se relaciona estreitamente com uma
concepção emergente no campo educativo, que é a concepção da
escola como um espaço de promoção de saúde, e para a qual o
trabalho de desenvolvimento da criatividade pode constituir um
aspecto importante.
Quando
nos referimos à criatividade dos alunos, estamos nos referindo a
sua criatividade numa área de atividade específica: sua
criatividade no processo de aprendizagem. Sem negar importância a
outras áreas da criatividade em que o aluno pode expressar-se e que
devem ser estimuladas pelos professores em sua condição de áreas
importantes para o desenvolvimento pessoal, como, por exemplo, a música,
os esportes, as artes, as relações interpessoais e outras;
defendemos a idéia de que a escola deve constituir um espaço idôneo
para desenvolver a criatividade dos alunos em sua condição de
alunos, isto é, para, especificamente, desenvolver a criatividade
no processo de aprendizagem, a criatividade que se expressa em relação
às disciplinas e às atividades escolares, para o que podem
estruturar-se ações educativas intencionais.
A
solução inovadora de problemas, a capacidade de problematizar a
informação recebida, as perguntas interessantes, a elaboração própria
do conhecimento, a curiosidade, o estabelecimento de relações, às
vezes remotas mas pertinentes, são formas de expressão da
criatividade no processo de apropriação de conhecimentos que devem
e podem ser estimuladas no contexto escolar. As atitudes e as ações
criativas no processo de produção de conhecimento se constituem a
base para a capacidade de aprender a aprender, tão valorizada hoje
como competência profissional e consequentemente como um objetivo
educativo importante.
Uma
das barreiras ao desenvolvimento da criatividade do aluno em sua
condição de aprendiz, isto é, de sua criatividade no processo de
produção de conhecimentos é precisamente a falta de clareza por
parte dos educadores sobre o que é que devem desenvolver e como fazê-lo.
Por isso o trabalho escolar para desenvolver a criatividade dos
alunos deve ser orientado por duas fases interrelacionadas:
·
Primeira: Esclarecer o que se pretende alcançar e quais
podem ser os indicadores do alcance desse objetivo.
·
Segunda: Definir as estratégias e as ações que podem
contribuir para tal.
A
primeira fase implica precisar em termos de expressão
comportamental quais seriam os indicadores da criatividade no
processo de apropriação de conhecimentos, para ir monitorando sua
expressão em sala de aula. Apesar de esta ser uma linha de
investigação aberta, onde ainda muito conhecimento deve ser
produzido, existem alguns indicadores gerais derivados das investigações
de diversos autores neste campo que podem ser utilizados,
considerando sempre sua expressão diferenciada em função da
diversidade e especificidade das disciplinas, atividades e campos do
conhecimento:
-
Realização de perguntas interessantes e originais;
-
Questionamento e problematização da informação;
-
Percepção de contradições e lacunas no conhecimento;
-
Estabelecimento de relações remotas e pertinentes;
-
Proposição de várias alternativas e hipóteses ante os
problemas a resolver;
-
Solução inovadora de problemas;
-
Elaboração personalizada de respostas e proposições;
-
Procura de informações e realização de atividades que vão
além do solicitado pelo professor.
Igualmente
resulta necessário identificar as características pessoais que estão
fortemente associadas à produção criativa e que podem ser
indicadores indiretos das possibilidades criativas do aluno. Entre
elas estão:
-
motivação;
-
capacidades cognitivas diversas, especialmente as de tipo
criador;
-
autodeterminação, independência;
-
autovalorização adequada,
segurança;
-
questionamento, reflexão e elaboração personalizadas;
-
capacidade para estruturar o campo de ação e tomar decisões;
-
capacidade para propor-se metas e projetos;
-
capacidade volitiva para a orientação intencional do
comportamento;
-
flexibilidade,
-
audácia
(Mitjáns Martínez, 1995 p.24)
Ou
seja, desenvolver a criatividade dos alunos supõe incentivar sua
expressão criativa concreta e paralelamente estimular o
desenvolvimento das características pessoais que contribuem a
fazei-la possível.
Tem
sido elaborados diversos programas e técnicas para desenvolver a
criatividade em contexto escolar, no entanto a ineficiência de
muitos deles, em termos de desenvolver de forma real a criatividade
no processo de apropriação de conhecimentos, ou seja, a produção
criativa em relação às disciplinas e às atividades escolares,
tem sido menor que a esperada (Mitjáns Martínez et alt. 1995 ).
A
utilização do espaço da sala de aula para contribuir para o
desenvolvimento da criatividade não pode reduzir-se à utilização
de ações isoladas e pontuais como se a criatividade fosse
simplesmente uma habilidade mais suscetível de ser desenvolvida a
partir de estratégias relativamente simples. Em vez disso, é
preciso redesenhar o sistema de atividades - comunicação em sala
de aula de forma a transformar criativamente o trabalho pedagógico
em relação às disciplinas e às atividades escolares e incorporar
coerentemente dentro desse sistema muitas das técnicas elaboradas
para o desenvolvimento da criatividade.
Integrando
a produção científica nesta área e nossas experiências pedagógicas
em níveis distintos de educação, fundamentamos os elementos
essenciais de um sistema de atividades - comunicação em sala de
aula favorecedor do desenvolvimento da criatividade (Mitjáns Martínez,
1995):
a)
Sistema de atividades:
·
Elaboração de um sistema de atividades dirigido, não só
à apropriação de conhecimentos e habilidades, mas também ao
desenvolvimento dos recursos pessoais associados fortemente com a
expressão criativa.
·
Caráter essencialmente produtivo das atividades que se propõem
ao aluno. Estruturação do ensino a partir da descoberta e solução
criativa de problemas.
·
Caráter multíplice e heterogêneo do conjunto de atividades
oferecidas ao aluno, unido à possibilidade de que o aluno tenha opções
de escolha e que seja estimulado a fundamentá-las.
·
Complexidade crescente, de acordo com o grau escolar, das
atividades que devem ser realizadas, junto com o incentivo do esforço
e a confiança na capacidade para realizá-las.
·
Dosagem coerente das atividades docentes e extradocentes, de
forma que o aluno disponha de tempo real para investir nos assuntos
em que vá desenvolvendo interesses.
b)
Sistema de comunicação
·
Criar um espaço emocional onde as ações e reflexões do
professor contribuam para a aplicação do estudante em seu próprio
processo de aprendizagem.
·
Estabelecer uma relação criativa professor - alunos,
caracterizada por um clima emocionalmente positivo e motivador , com
respeito à individualidade. Alcançar um ambiente de estimulação
e valorização do esforço e das realizações próprias e
originais incentivando o processo de busca de alternativas sem
estigmatizar os erros.
·
Valorizar e estimular adequadamente as realizações que o
aluno vai alcançando no desenvolvimento de interesses e motivações,
assim como em outros elementos pessoais associados fortemente com a
expressão criativa. Não estimular apenas os resultados obtidos no
processo de apropriação de conhecimentos.
·
Deslocar a atenção da avaliação para o processo mesmo de
aprendizagem e criação, estimulando a auto-ava1iação e os planos
de desenvolvimento pessoal que podem derivar-se dela.
·
O professor como modelo de criatividade, favorecendo a produção
de vivências emocionais vinculadas à criatividade.
Esses
elementos podem estruturar-se organicamente em um sistema didático
que constitua uma estratégia global para o desenvolvimento da
criatividade. Em nosso livro Criatividade,
personalidade e educação (1997), exemplificamos e mostramos os
resultados de nossas experiências pedagógicas utilizando o que
denominamos Sistema didático
integral para desenvolver a criatividade na escola.
Indiscutivelmente,
elaborar atividades e sistemas de relações que contribuam para o
desenvolvimento da criatividade dos alunos supõe atitudes e ações
por parte do professor que implicam sua criatividade em algum grau;
essa é uma das razões que justifica a importância do
desenvolvimento da criatividade dos professores.
II
A criatividade nos professores.
Se
reconhece a necessidade de professores criativos para desenvolver a
criatividade nos alunos e consequentemente a promoção da
criatividade dos professores emerge como via para alcançar maiores
níveis de criatividade nos educandos. Os professores que se
destacam por seus níveis de criatividade em sua atividade
profissional possuem uma maior sensibilidade para a inovação e a
mudança, o que lhes permite perceber com maior clareza as possíveis
expressões de criatividade de seus alunos em sala de aula, ser mais
tolerantes com muitos comportamentos vinculados à expressão
criativa e ter maior disposição para investir tempo e esforço em
ações que estimulem o desenvolvimento da criatividade. Também os
professores criativos, precisamente por sua abertura à experiência,
têm maiores possibilidades, não só de elaborar, mas também de
apropriar-se de estratégias e técnicas que potenciem sua ação
criativa em sala de aula. Em nossa experiência na organização de
programas de criatividade para professores em exercício (Mitjáns
Martínez, 1997), observamos que eram precisamente os professores
que tinham maior grau de criatividade os que se beneficiavam em
maior medida com as atividades realizadas, sendo capazes de fazer,
com rapidez e criatividade, as transposições necessárias entre as
vivências e reflexões no programa e sua disciplina concreta.
Investir
no desenvolvimento da criatividade dos professores e em sua formação
específica para que sejam capazes de estratégias e ações
intencionais para o desenvolvimento da criatividade de seus alunos
constitui um importante objetivo do sistema educativo. Além disso,
a criatividade, assim como para os alunos, pode constituir para os
professores um importante elemento de realização, satisfação e
bem estar emocional, o que implica especial relevância em uma
categoria profissional que se reconhece como submetida a elevados níveis
de trabalho e estresse com suas conseqüências negativas para a saúde.
( Codo, 1999)
Em
nossos trabalhos de investigação com profissionais criativos,
entre eles professores de diferentes níveis de ensino, constatamos
que a criatividade constitui, entre outros importantes elementos,
uma expressão de configurações personológicas denominadas por nós
como configurações criativas (Mitjáns Martínez, 1995). Elas são
configurações sistêmicas e dinâmicas dos elementos estruturais e
funcionais da personalidade que intervêm na expressão criativa do
sujeito. Apesar de seu caráter único, singular em cada sujeito
concreto, encontramos entre as configurações criativas dos
profissionais estudados alguns elementos comuns, a saber:
-
Alto grau de desenvolvimento da motivação com relação à
profissão; a profissão se torna uma tendência orientadora da
personalidade.
-
Clara orientação de futuro na esfera profissional.
-
Força da individualidade. A autovalorização como
importante elemento dinâmico da expressão criativa.
-
Orientação muito ativa à superação
-
Orientação consciente à criação. (Mitjáns Martínez,
1995, p. 83)
Como
se pode notar, a criatividade profissional tem em sua base um
conjunto diversificado de recursos da personalidade, que constitui
uma condição para essa ação profissional criativa e cujo
desenvolvimento nos professores resulta de vital importância para
favorecer sua atividade inovadora em sala de aula.
A
ação criativa do professor em sala de aula demanda não só sua
capacidade de elaborar atividades inovadoras que permitam atingir os
objetivos educativos de forma mais eficiente, mas também demanda
habilidades comunicativas que lhe permitam criar um espaço
comunicativo que se constitua no espaço onde as atividades podem
fazer sentido para o desenvolvimento da criatividade.
Quando
nos referimos às habilidades comunicativas do professor, estamos
nos referindo não só à necessária “maestria pedagógica”,
entendida como o conjunto de habilidades que permitem ao professor a
transmissão da informação de forma amena, clara e eficiente, mas
fundamentalmente, às habilidades comunicativas que permitem ao
professor, a partir de sua sensibilidade, valores e motivações,
estabelecer um sistema de comunicação em sala de aula e fora dela
que contribua para desenvolver a personalidade dos alunos e, por sua
vez, se torne efetivo na intenção de alcançar uma aprendizagem
mais personalizada e eficiente. Do conjunto de habilidades
comunicativas que
fundamentamos como essenciais para contribuir para o desenvolvimento
da personalidade dos alunos se destacam, por sua importância para o
desenvolvimento da criatividade os seguintes:
-
A habilidade para fazer perguntas provocativas e sugestivas
que contribuam para o desenvolvimento da reflexão, a problematização
e os interesses cognitivos,
-
A sensibilidade e a habilidade para manejar adequadamente o
erro outorgando-lhe uma conotação positiva e natural dentro do
processo de aprendizagem.
-
A sensibilidade e a habilidade para perceber os avanços que
o aluno vai tendo em relação não só à aquisição de
conhecimentos e habilidades, mas também em relação ao
desenvolvimento de recursos pessoais importantes, como, por exemplo,
a segurança, a independência, a motivação, a persistência, a
audácia e outros, assim com a habilidade para estimulá-los
convenientemente.
-
A sensibilidade para detectar os problemas e as necessidades
dos alunos e a habilidade para manejá-los de forma efetiva.
-
A habilidade para escutar e colocar-se no o lugar do outro, o
que se relaciona estreitamente com a abertura a experiências
diferentes.
-
A sensibilidade e a habilidade para respeitar a
individualidade, manejando adequadamente as distintas situações em
que se expressa e estimulando adequadamente seu desenvolvimento.
-
A habilidade para utilizar a avaliação como um espaço
comunicativo, elaborando e desenvolvendo um sistema de avaliação
da aprendizagem, e de diálogo em relação aos resultados que
estimule nos estudantes o desenvolvimento da segurança, a persistência,
a reflexão personalizada e a criatividade.
-
A habilidade para aproveitar as diferentes situações que o
contexto de sala de aula oferece para valorizar a originalidade, a
opinião própria, a problematização da informação, importantes
expressões de criatividade na atividade de aprendizagem.
-
A habilidade para comunicar-se e trabalhar com os pais,
intentando integrá-los às ações que realiza em função da
estimulação da criatividade de seus filhos e tentando fazer com
que não neutralizem sua ação pedagógica criativa.
A
complexa interrelação entre conhecimentos, habilidades e características
pessoais necessárias para uma ação criativa em sala de aula
constitui um desafio para o processo de formação de professores,
especialmente caso se pretenda formar um professor que seja capaz,
dentro dos limites que qualquer situação impõe, de introduzir
transformações significativas em sua prática pedagógica e
contribuir para a transformação da instituição educativa em seu
conjunto.
Existe
a tendência de pensar que a criatividade dos professores pode ser
desenvolvida de forma efetiva em programas, cursos e workshops, essa
tem sido, na prática, a estratégia mais utilizada. Nossa experiência
no processo de formação de professores para uma ação criativa (Mitjáns,
1997) e nossas investigações sobre a complexidade da determinação
da criatividade ( Mitjáns , 1995) nos indicam que, se bem que essa
seja uma estratégia possível (da qual se beneficiam essencialmente
os que já tem desenvolvido um certo nível de criatividade),
existem outras direções de trabalho estratégicas que devem ser
consideradas.
Uma
delas, de particular importância, é incentivar o desenvolvimento
da criatividade dos professores no período de sua formação como
tais, isto é, nas instituições que formam professores. Isso não
deve ser feito apenas através de uma disciplina de criatividade
adicionada de forma isolada ao currículo, mas através de um
sistema de ensino-aprendizagem verdadeiramente criativo, onde os
futuros professores experimentem, como alunos, aquilo que podem
fazer posteriormente como professores; e onde encontrem um
verdadeiro espaço para o desenvolvimento de sua criatividade.
Como
fundamentamos em uma publicação anterior (Mitjáns, 1998), as
instituições formadoras de professores reproduzem, por regra
geral, o tipo de ensino que, paradoxalmente, considera-se deve ser
modificado. Constituem instituições educativas centradas mais na
transmissão de conhecimentos e no desenvolvimento de hábitos e
habilidades básicas, que no desenvolvimento do professor como
sujeito, dimensão em que se encontram as características pessoais
essenciais para um desenvolvimento profissional criativo. Tampouco
nas instituições formadoras de professores o tema da criatividade
é suficientemente tratado e, às vezes, não aparece nem como conteúdo
específico, nem como habilidade a ser intencionalmente
desenvolvida.
Com
independência do discurso institucional, sua estrutura e
funcionamento priorizam aspectos instrumentais e de conhecimento,
sem ter devidamente em conta a formação pessoal que fará possível
que esses conhecimentos e habilidades possam ser efetivamente postos
em prática. Os aspectos formativos, muitas vezes, são abordados de
forma restrita e específica e nem sempre os métodos utilizados
contribuem para que estes adquiram um sentido real para os sujeitos
em formação. Nestas instituições o sistema de comunicação, via
essencial para a formação e o desenvolvimento da personalidade, e
dentro dela, de seus recursos pessoais fortemente associados à
criatividade, não é qualitativamente diferente do resto das
instituições educativas e não se exploram suas possibilidades
para contribuir intencionalmente com o desenvolvimento nos futuros
profissionais das características
pessoais que se evidenciam como essenciais para a
criatividade.
Estas
instituições trabalham com jovens e adultos que chegam a elas com
uma configuração personológica constituída no decorrer de sua
história de vida individual. Esta peculiaridade impõe um desafio
ainda maior a estas instituições e precisamente é necessário
trabalhar a fundo a reestruturação dos elementos principais do
processo docente - educativo para contribuir, na medida do possível,
para desenvolver os recursos pessoais desejados. A personalidade, na
concepção que assumimos, constitui um complexo sistema dinâmico
em constituição e desenvolvimento ao longo da vida. Isso permite
conceber a utilização dos anos de formação do futuro professor
intencionalmente com o objetivo de desenvolvê-la. É certo que a
personalidade não se constitui somente a partir da instituição
escolar; a escola constitui apenas um dos multíplices sistemas de
atividades - comunicação nos quais o indivíduo está imerso, mas
indiscutivelmente, por suas características, se torna um dos mais
importantes e potencialmente um dos mais significativos na medida em
que pode ser estruturado intencionalmente com o objetivo de
favorecer o desenvolvimento de recursos pessoais importantes para a
criatividade.
Não
podemos aspirar a que linearmente, produto de ações educativas
intencionalmente exercidas desde a instituição escolar, se
desenvolvam os mesmos recursos pessoais e ao mesmo nível em todos
os sujeitos. Tal pretensão desconheceria a complexidade da
constituição da personalidade e do processo de seu
desenvolvimento, no qual o papel do sujeito, historicamente constituído,
é essencial; mas se constitui uma responsabilidade educativa básica
criar todas as condições para promover, de acordo com a
especificidade de cada aluno, o desenvolvimento, na maior medida
possível, dos recursos pessoais que possam favorecer posteriormente
uma ação profissional eficiente e criativa.
Como
tendência o professor, em sua prática pedagógica, reproduz muitos
elementos de sua experiência de vida como estudante. Muitas vezes a
experiência vivida orienta a ação com mais força que a informação
recebida sobre o que “se deve fazer”, sobretudo se esta, pela
forma como foi transmitida, não chega a integrar-se nas configurações
de sentido que participam da regulação da ação do sujeito. Esse
fato pode contribuir para explicar o processo de reprodução de uma
prática educativa tradicional apesar dos esforços para introduzir
novas alternativas e experiências pedagógicas avançadas nas estruturas curriculares. Por isso, uma das estratégias
de trabalho que consideramos essenciais para o desenvolvimento da
criatividade do professor é trabalhar, nas instituições
formadoras de professores, no sentido de reestruturar o processo de
ensino - aprendizagem de maneira que possa contribuir de forma mais
efetiva para desenvolver os recursos pessoais, os conhecimentos e
habilidades que permitam uma ação profissional mais criativa. (Mitjáns
Martínez, 1998, 2000 a)
No
entanto, como a instituição escolar precisa incrementar as
possibilidades criativas dos professores que já estão em serviço,
se percebe uma tendência ao crescimento dos programas, cursos e
workshops sobre criatividade; atividades que, apesar de sua
utilidade em determinadas condições e seu impacto favorável em
uma parte das pessoas que das participam, têm uma eficiência
limitada em termos de promover saltos significativos na atividade
criativa real dos professores em sala de aula.
Três
razões podem contribuir para explicar essa situação:
a)
Muitas das propostas de cursos e workshops estão estruturadas em
relação a aspectos de conteúdo: mitos, concepções e definições
sobre criatividade, barreiras mais freqüentes, técnicas e estratégias
para desenvolver a criatividade em sala de aula etc., inscrevendo-se
na concepção, às vezes não conscientizada, mas não por isso
menos forte, de que um elemento essencial para o aperfeiçoamento da
prática pedagógica é o domínio de novos conteúdos. Se bem que
estas informações possam resultar realmente importantes, se
esquece que, como qualquer dos conteúdos que se ensinam na escola,
só adquirem significação real para a ação prática quando se
articulam em estruturas de sentido suscetíveis de participar da
regulação do comportamento do sujeito em sua condição de agente
ativo e intencional. O fato de “saber”, de dominar em termos de
conhecimento determinados conceitos, técnicas e estratégias não
garante que estes possam ser efetivamente utilizados na atividade
pedagógica concreta, já que a ação real do sujeito depende de
complexas configurações de sentido nas quais se integram os
recursos pessoais a que temos feito referência, e depende,
simultaneamente, de um contexto que estimule e favoreça a expressão
de tais ações.
b)
As oficinas utilizadas para o desenvolvimento da criatividade
que têm um caráter mais vivencial e expressivo muitas vezes se
centram em aspectos parciais do complexo conjunto de elementos
pessoais associados à criatividade, o que, junto com seu relativo
pouco tempo de duração e com o pouco espaço que dedicam à reflexão
e à transposição a situações da atividade pedagógica concreta,
limita suas possibilidades de impacto no desenvolvimento da
configuração de elementos subjetivos que fazem a criatividade possível.
c)
A maioria dessas atividades estão concebidas para ser desenvolvidas
fora do contexto de trabalho onde o professor atua, desvinculadas da
realidade contextual real em que o professor deve exercer sua
criatividade. Assim, muitas vezes, apesar de o professor terminar o
curso motivado para a realização de ações criativas em sala de
aula, ao deparar-se com as barreiras institucionais de sua realidade
de trabalho e sem a possibilidade de orientação e de supervisão,
vai se desestimulando progressivamente
e vê diminuídas suas possibilidades de ação.
As
limitações apontadas não impedem a utilização desse tipo de
estratégia se, conscientizadas suas principais limitações, se
estruturam sistemas de atividades mais elaboradas, coerentes e
articuladas que tendam a neutralizar seus pontos fracos. No entanto,
estas limitações incentivam, paralelamente, a busca de estratégias
alternativas que possam resultar mais efetivas.
Neste
sentido queremos destacar uma estratégia de formação que resulta
idônea para o trabalho com professores em exercício que é a
reflexão crítica sobre a própria prática pedagógica e, a partir
dela, o trabalho de elaboração e execução de projetos pedagógicos
inovadores sob supervisão. As possibilidades de crescimento
profissional criativo a partir de uma ação reflexiva onde a produção
teórica é utilizada para contribuir com a reflexão crítica e
construtiva sobre a prática pedagógica concreta e, paralelamente,
para nortear uma ação inovadora real, aumentam significativamente
na medida em que reflexão, vivência e prática profissional se
apresentam articuladas. Por outro lado, sistemas de formação desse
tipo, inseridos dentro do contexto escolar real e com uma duração
média muito maior que a dos cursos e programas tradicionais, têm
também mais possibilidades de constitui-se em elementos
mobilizadores da cultura organizacional favorecedora da criatividade
e contribuir assim para as mudanças que a instituição escolar
demanda para constituir-se em um espaço criativo e inovador.
Embora
que a importância do desenvolvimento da criatividade dos
professores demanda a utilização de todas as estratégias possíveis,
não se pode esquecer que
a ação criativa de alunos e professores se dá dentro de uma
organização concreta que é a escola, instituição que aparece, não
só em suas possibilidades inovadoras, mas também como espaço
social que favorece em maior ou menor medida o desenvolvimento e a
expressão da criatividade de seus membros.
III A criatividade da escola como organização
O
caráter organizacional da instituição educativa (Alvarez, 1996;
Codo, 1999; Mitjáns Martínez, 1999, entre outros) tem sido um tema
pouco tratado se consideramos em comparação com o volume de produção
científica dedicado à educação. No entanto, em relação ao
desenvolvimento da criatividade dos alunos e professores, esse
aspecto assume uma importância primordial. Os estudos e experiências
sobre criatividade e inovação organizacional, desenvolvidos
fundamentalmente no âmbito empresarial, têm colocado em evidência
o papel de elementos da organização importantes para as
possibilidades de desenvolvimento de produtos e serviços criativos,
produções que correspondem à ação de sujeitos ou grupos de
sujeitos concretos que participam da organização. Ressalvadas as
diferenças qualitativas que existem entre a instituição escolar e
as de âmbito empresarial, não podemos deixar de reconhecer que a
escola é um tipo específico de organização, onde também os
elementos estruturais, de cultura, de liderança, de clima etc., a
caracterizam como um espaço favorecedor ou não do desenvolvimento
da criatividade dos sujeitos que a integram.
Toda
organização está inserida e interage em um ambiente complexo e
heterogêneo. O cenário social e institucional onde a escola se
insere, por sua constituição histórica e por suas próprias
características, não tem favorecido a criatividade e a inovação
nesse tipo de organização. Inclusive, nas escolas particulares,
que supostamente (embora que não necessariamente) têm maior grau
de liberdade e incentivos para introduzir modificações inovadoras,
não se verifica, no geral, uma situação diferente.
Trabalhar
a dimensão organizacional da escola como espaço de desenvolvimento
da criatividade e da inovação significa reconhecer os limites e as
possibilidades que oferece e aproveitar estas últimas para a
elaboração de ações sistêmicas que potenciem a criatividade e a
inovação também em sala de aula.
Em
conformidade com nosso enfoque sistêmico para trabalhar a
criatividade organizacional (Mitjáns Martínez, 2000b) e com nossas
concepções sobre a utilização do processo docente educativo para
o desenvolvimento da criatividade dos alunos (Mitjáns Martínez,
1995, 1997, 2000a), defendemos a necessidade de utilizar
criativamente os conhecimentos e as experiências desenvolvidas no
campo organizacional para contribuir com o desenvolvimento da
criatividade na escola, trabalhando aspectos que, lamentavelmente,
dentro da instituição escolar, têm sido pouco explorados de forma
sistêmica para os fins de desenvolvimento da criatividade e da
inovação, apesar dos trabalhos parciais existentes nessa direção.
Elementos
essenciais que devem ser trabalhados são a cultura e o clima da
instituição escolar, de forma a ir favorecendo modificações que
estimulem o desempenho criativo de professores e alunos. Utilizamos
o conceito de cultura organizacional para nos referirmos ao conjunto
de valores, crenças e normas que constituem parte importante da
subjetividade social (González Rey, 1997) da organização. Já o
clima, que para alguns autores constitui um aspecto dessa cultura,
é um conceito que utilizamos para nos referirmos mais
especificamente aos elementos emocionais que perpassam as interrelações
entre os membros da organização, suas formas de comunicação, de
negociação de conflitos e de relacionamento interpessoal, aspectos
também integrantes da subjetividade social.
Assumir
a criatividade e a inovação como objetivos, valores e metas
organizacionais; reconhecer, valorizar e premiar a expressão
criativa de professores, alunos e outros membros da instituição
escolar; e favorecer um sistema de relações interpessoais de
franqueza e diálogo onde se aceite a diversidade e se trate de
potenciar o melhor de cada pessoa são algumas das formas em que a
cultura e o clima organizacional podem contribuir para o
desenvolvimento da criatividade e da inovação. Facilitar
intencionalmente o trabalho daqueles professores ou grupos que têm
idéias e projetos inovadores, permitindo-lhes o necessário espaço
de experimentação e de ação criativa, e incentivar e apoiar
projetos de trabalho coletivos utilizando todas as vias possíveis são
importantes formas de contribuir para alcançar níveis superiores
de criatividade.
Identificar
as barreiras à criatividade que existem na instituição,
utilizando os diferentes procedimentos que existem para isso, e
pensar paralelamente estratégias para neutralizá-las resulta também
um elemento importante. A identificação de pontos fortes que a
instituição educativa possui em termos de elementos favorecedores
de níveis superiores de criatividade constitui um elemento decisivo
para utilizá-los intencionalmente em uma estratégia sistêmica
para dar saltos qualitativos nessa direção.
A
organização de um plano coerente de qualificação profissional
com o objetivo de sensibilizar, refletir e desenvolver recursos
pessoais favorecedores da criatividade nos professores,
coordenadores pedagógicos e pessoal de direção em geral é uma
estratégia necessária e factível de implementação dentro de uma
cultura aberta à criatividade. Em termos de programas de formação,
assumem especial relevância os programas de formação através da
reflexão crítica sobre a prática pedagógica e da execução de
projetos inovadores a que fizemos referência anteriormente e
aqueles dirigidos a desenvolver equipes de trabalho e preparar os
grupos para a solução criativa de problemas.
O
fortalecimento e a preparação dos grupos característicos
da organização (conselho de direção, equipes pedagógicas,
conselhos de classe, etc.), utilizando os conhecimentos produzidos
sobre criatividade grupal (Abric, 1993; Roca, 2001, entre outros),
pode não apenas potenciá-los no sentido de gerar um clima favorável
para o desenvolvimento da expressão da criatividade de seus
membros, mas pode também contribuir para a descoberta de problemas
e para a produção de soluções criativas para os problemas
enfrentados pela organização de forma muito mais eficiente do que
a que pode ser alcançada nas reuniões e formas tradicionais de
trabalho.
A
elaboração de metas institucionais relacionadas com a criatividade
e a inovação e o monitoramento sistemático de seu cumprimento, em
função de indicadores de inovação especialmente formulados a
partir das características da instituição e dos objetivos a alcançar,
pode constituir-se em um elemento impulsor importante vinculado a
formas de retroalimentação que permitam reorientar as ações
quando seja necessário.
A
possibilidade de simplificar e agilizar processos e eliminar passos
e procedimentos desnecessários, na medida em que as condições o
permitam, deve ser um objetivo importante, assim com cuidar para que
os processos institucionais de fluxo de informações, reuniões e
atividades diversas estejam organizados de forma que permitam a
utilização racional e produtiva do tempo. Inclusive, pode ser possível
criar espaços dentro do horário de trabalho para aqueles que
queiram delinear projetos, elaborar idéias ou experimentar ações
criativas. Nas instituições educativas que tenham um mínimo de
condições físicas para isso, pode-se reservar um espaço onde se
concentre material interessante sobre criatividade e inovação no
contexto escolar: notícias, revistas, recortes de periódicos,
livros, filmes, informações sobre sites, vídeos, relatos de
experiências, etc. de forma tal que os interessados tenham fácil
acesso a recursos que possam favorecer sua criatividade.
É
possível projetar sistemas atrativos, ágeis e efetivos para a
recepção e a análise de sugestões e idéias criativas, assim
como sistemas de reconhecimento e premiação em conformidade com a
natureza das inovações efetuadas e da relevância dos resultados
obtidos.
Um
aspecto essencial consiste no estabelecimento de canais de comunicação
ágeis e flexíveis entre professores, alunos e pessoal da direção
com interações fluentes entre os diferentes níveis hierárquicos
e os diferentes grupos de trabalho, assim como um enfoque
participativo na tomada de decisões, de forma a contribuir para o
desenvolvimento do comprometimento e da
coesão necessários para enfrentar os desafios que as mudanças
organizacionais implicam.
Qualquer
dessas ações implica criatividade, audácia e força para vencer
muitas barreiras e resistências. As mais difíceis de superar são
as barreiras que participam da subjetividade social do macrossistema
onde a organização educativa está inserida, outras estão
profundamente articuladas com a própria estrutura do sistema
educacional e muitas são específicas da organização concreta e
dos indivíduos que a integram. Às vezes são barreiras
auto-impostas que podem ser trabalhadas com uma relativa maior
facilidade, sobretudo quando se tem em conta que os membros da
organização, em sua condição de sujeitos, têm muitas
possibilidades de introduzir importantes mudanças organizacionais
favorecedoras de níveis superiores de criatividade e inovação da
escola como um todo. Esta não é uma instituição que se impõe a
seus membros como um sistema imutável e os “vitimiza”, mas é,
entre outros fatores, também um produto da ação deles e,
portanto, uma organização suscetível de mudanças em função dos
sujeitos que a integram.
Muitos
dos elementos organizacionais apontados anteriormente podem ter um
impacto positivo no desenvolvimento da criatividade e da inovação
em sala de aula e, consequentemente, no desenvolvimento da
criatividade dos alunos. Por isso, a introdução da dimensão
organizacional na análise da criatividade e da inovação na escola
com um enfoque sistêmico, apesar da complexidade que adiciona às
formas tradicionais de abordar a criatividade em contexto escolar,
resulta produtiva.
É
necessário identificar o conjunto de elementos que vêm limitando
um enfoque desta natureza, compreendê-los e superá-los. Requer-se,
além disso, um trabalho profundo de integração de conhecimentos
provenientes de diferentes áreas e o incremento da investigação
sobre a especificidade dos processos organizacionais no contexto
escolar e sua relação com as possibilidades inovadoras desse tipo
de organização. E, acima de tudo, é necessário um alto nível de
motivação e de dedicação para trabalhar de forma coletiva na
introdução de muitas modificações que já são possíveis.
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Brasília,
6 de janeiro de 2003
Artigo
originariamente publicada na
revista LINHAS CRÍTICAS, volume8, nº 15, Brasília: julho-dezembro
de 2002
CITAÇÕES DO CURRICULUM
Dra.
Albertina Mitjáns Martínez (Ph.D)
Atualmente
é professora da Faculdade de Educação e do Instituto de
Psicologia da Universidade
de Brasília.
Licenciou-se em
Psicologia pela Universidade de Havana, fez pós-graduação na
Universidade Estatal de Moscou e doutorado em Ciências Psicológicas
pela Universidade de Havana defendendo a tese titulada "
Criatividade e personalidade: implicações metodológicas e
educativas "
Entre
as funções que já exerceu, foi vice-reitora da Universidade de
Havana, diretora da Faculdade de Psicologia e coordenadora do Grupo
de Estudos da Mulher nessa mesma instituição
Suas
principais pesquisas e publicações estão referidas às áreas de
criatividade, personalidade, educação e orientação escolar e
educativa.
É
co-autora de três livros e autora do livro “ Criatividade,
Personalidade e Educação” traduzido ao português e editado pela
Editora Papirus
Realiza
trabalhos de consultoria nas
áreas de criatividade , educação , desenvolvimento gerencial e
inovação educativa e organizacional.
Orienta
teses de doutorado e dissertações de mestrado nas áreas de
criatividade, superdotação e educação.
_____________
[1]
amitjans49@yahoo.com
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