Filosofia para Ninõs. Un
Proyecto en Almería
Montse
Cabrerizo
Asesora del Centro de Formación de Profesores de Almería
cabrerizo@wanadoo.es
Los
cambios acaecidos en la educación a partir de las nuevas tendencias proponen un
cambio en los roles que asumen profesorado y alumnado, el maestro o maestra no
es el transmisor/a de conocimiento que hasta ahora era y el alumnado no es un
receptor pasivo de conocimientos, lo cual implica que el alumnado, en su papel
activo, construye su propio conocimiento, con la ayuda del profesorado. En esta
nueva perspectiva de la educación tenemos que encontrar nuevos modelos, nuevas
formas de actuación que nos faciliten esta labor.
Como asesora de formación mi trabajo requiere
que indague e investigue sobre nuevas formas de trabajo que repercutan en la práctica
docente, sobre líneas de trabajo que permitan cambiar las prácticas actuales
por otras que estén más acordes con las nuevas tendencias educativas. Cuando
cayeron en mis manos unos artículos de filosofía para niños pensé que sería
muy interesante poder introducir esa forma de trabajo entre el profesorado. En
ese momento comencé a contactar con personas relacionadas con el proyecto de
filosofía para niños para obtener más información y valorar la posibilidad
de introducir esa actividad en Almería. De estos contactos surgieron unas
jornadas que se diseñaron en un fin de semana para todo el profesorado, de
cualquier nivel (infantil, primaria o secundaria), que estuviese interesado en
el tema. Esas jornadas tenían un carácter informativo, o de sensibilización
sobre el tema. En ellas contamos con la presencia de Angélica Sátiro, la cual
provocó entre los asistentes la necesidad de seguir avanzando y de llevar al
aula esa propuesta que hacía. En ese momento empecé a comprender que esta línea
de trabajo tenía la fuerza que yo estaba buscando en mi etapa de asesora de
formación para producir cambios en el profesorado, cambios en la metodología
de trabajo, en la forma de entender los procesos de enseñanza y aprendizaje, en
definitiva en la manera de enfrentarse al papel que hoy en día tenemos los
docentes en la sociedad. Porque tenemos que plantearnos que la educación cumple
una función social y nuestro objetivo principal es formar ciudadanos capaces de
vivir en sociedad. Y el proyecto de filosofía nos abre esa dimensión social,
ya que su propuesta abre las puertas a cuestiones que son fundamentales para la
vida.
La
valoración de esas jornadas fue muy positiva en todos los sentidos, por parte
de los participantes, de la ponente y por la mía, lo cual tuvo unas
consecuencias que sinceramente no esperaba. Había demanda del profesorado en
cuanto a seguir su formación en esta línea de trabajo y de hecho se crearon
pequeños grupos que empezaban a llevar a la práctica aquello que habían
aprendido.
Las
demandas que surgieron se canalizaron en un curso, cuyo diseño es lo más
parecido a una investigación- acción, en el que hay unas sesiones presenciales
espaciadas en el tiempo, para avanzar en la teoría, y otras prácticas, que se
realizan en el aula. Esta planificación permite al profesorado analizar y
reflexionar sobre su labor docente directamente, pues consideramos que es una de
las estrategias más adecuadas para producir cambios.
La
ilusión del profesorado por trabajar desde este proyecto les ha llevado a
formar grupos de trabajo en los que debaten, planifican y analizan prácticas, a
la vez que se documentan teóricamente sobre el tema, todo de forma autónoma
desde el propio centro. Pero quizás lo más importante es que se ha dado un
cambio en la forma de trabajar y que la motivación que ahora tienen nace desde
dentro, no les viene del exterior.
A
los adultos cualquier cambio nos cuesta mucho porque rompemos ese equilibrio y
esa estabilidad que nos da la rutina y las cosas que conocemos, con lo cual nos
sentimos seguros. Para poder cambiar algo tenemos que sentir la necesidad, por
una parte, y tener seguridad en la nueva propuesta, por otra, en cierto sentido
prever que de esa forma de trabajo obtendremos buenos resultados. En ese sentido
cualquier actuación que vaya encaminada a un cambio o mejora es un reto, pero
es imprescindible correr el riesgo. De lo que estoy plenamente segura es de que
la mayoría del profesorado que ha iniciado esta formación está dispuesto al
cambio. Han iniciado un camino con distintos niveles de implicación, y en ese
camino debemos estar asesorando y apoyando las propuestas que se elaboran desde
los centros educativos.
Para
mayo se han planificado unas jornadas provinciales en las que además de avanzar
teóricamente se van a exponer experiencias prácticas de personas que están
trabajando en el proyecto de filosofía. En estas comunicaciones participarán
personas que vienen de otras comunidades autónomas, para conocer qué se está
haciendo fuera de Andalucía, y personas de centros educativos de Almería, que
quieran compartir con los demás su experiencia.
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