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Anabelle Aguilar |
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Dos piedras besándose con labios de sol
Yo sin sombra que protegiera mis huesos apenas salida del desfiladero con el pánico de pasar donde no debía disminuida con la magnificencia del templo
contemplando a lo lejos tu cuerpo desnudo con ropajes de algodón escribiendo una plegaria en la ciudad nabatea de piedra rosa De "Todopoderosa"
Si son tan angelicales tus manos ¿dónde el pecado?
¿En tus palmas con florecillas de salmo que carmenan mis cabellos?
¿En tus uñas que guardan olor arándano de mi piel?
¿En ese índice ofidio sigiloso que en danza circular busca ángulos y acierta en las aristas de mi pubis.
De "Hornacina" Soy la dama que prepara mermelada de naranja que aún caliente se le escurre entre la piernas
aquella que aprovecha un segundo para cometer adulterio con los libros
soy la que hornea panecillos ingleses
quemándose las manos en la caverna incendiada
De "Climaterio"
Niñas de la guerra con fustán de seda y toallas de liguero
conejillas amantes de la libertad princesas menárquicas
ecos de ovarios mal identificados que impresionan ser atróficos el derecho pequeño y mal visualizado últimas sonrisas de Elvis
¡Oh supletorios parches transdérmicos del siglo veintiuno!
De "Climaterio
Pureza No era sangre menstrual era de munición 308
agua fuerte en media calle
resbalosa pegadiza aglutinada negra ya
imposible licuarla rezarle besarla olerla lamerla como la de los santos
imposible
ni siquiera llorarla
De "Sangre"
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